LA FORTALEZA DE SER MADRE

Por María Pía Filippone Lomedico – Sanadora Holística

Ser partícipe de cada etapa del pequeño ser que una vez dormía, comía y jugaba en nuestro vientre, nos hace disfrutar de las pequeñas cosas que la vida tiene que ofrecernos:  la sonrisa de nuestro hijo, sus primeras palabras, sus primeros pasos, sus primeras desilusiones y triunfos. Tomar su manito con amor y guiarlo, enseñándole lo hermosa que puede ser la vida, es una alegría para quien tiene la dicha de ser madre.

Nuestros corazones viven cada pequeño momento cuando somos madres. Nos preocupamos muchas veces por cosas tan simples, dudando de nuestras capacidades. Queremos ser las mejores madres para nuestros hijos, pero en realidad ya lo somos. Somos y seremos las únicas madres para ellos y nada ni nadie lo cambiarán. Por eso el regalo más grande de una madre a su hijo es el amor que le puede dar. Al dar amor enseñamos todo lo que nuestros hijos necesitan para la vida, pues con amor enseñamos todos los valores.

La llegada de un hijo es uno de los cambios más esenciales en la vida. Ser responsable de un ser tan indefenso y adorable pone patas arriba tu ritmo diario, altera tus emociones, reduce tu tiempo de pareja y tu vida social. Y aun así, estás segura de que tu bebé es lo mejor que te ha pasado nunca. La maternidad te aporta mucho más de lo que jamás hubieras imaginado y te transforma en muchísimos sentidos.

TE ENSEÑA A VIVIR EL MOMENTO

Puedes potenciar aún más esa capacidad de vivir plenamente. Para ello, dedica varios días a realizar una actividad concreta agudizando todos tus sentidos. Por ejemplo, pasea con el bebé por un jardín y concéntrate en observar la cara del niño y lo que vas viendo, en diferenciar los sonidos que te rodean, en sentir el aire en tu piel, en distinguir los aromas de las plantas… Poco a poco, ve ampliando las actividades que realices así.

TE AYUDA A ACEPTAR LOS IMPREVISTOS

Una reflexión.

Si notas que, a pesar de estar feliz con tu bebé, a diario siguen frustrándote muchas cosas, haz un reajuste en la forma de organizarte. Seguramente planeas muchas actividades para el tiempo del que dispones. Piensa que no tienes que ser una superwoman y planifica sólo las dos o tres cosas que sean imprescindibles, dejando tiempo libre para los imprevistos.

HACE QUE DES LO MEJOR DE TI MISMA

Una reflexión.

Tu amor por tu hijo es incondicional, pero también lo es el suyo hacia ti. Tu pequeño te quiere tal como eres, sin críticas y sin matices. Te perdona cualquier error y piensa que eres perfecta. Sus sentimientos son puros y auténticos. Disfruta de su amor ilimitado y déjate transformar por él.

ELIMINA MUCHOS DE TUS PREJUICIOS

Una reflexión.

No seas dura contigo misma a la hora de juzgarte. Ser madre es algo que se aprende día tras día y los errores enseñan casi más que los aciertos. Escucha tu propia voz interior: será tu mejor guía a la hora de tomar las decisiones adecuadas para tu hijo.

TE HACE VER EL MUNDO CON LOS OJOS DEL NIÑO

Una reflexión.

Vivir juntos esos momentos felices de la infancia aumenta en tu bebé o en tu niña-o la secreción de hormonas oxitócica y endorfinas (las hormonas del bienestar) y su cerebro se acostumbra a ellas, de modo que de mayor las producirá en mayor cantidad que otro bebé que no haya recibido tanto cariño. Además, según el psicólogo Allan Schore, esas vivencias moldean su cerebro, haciéndolo más deseoso de aprender.

TE HACE COMPRENDER Y HONRAR A TUS PADRES

Una reflexión.

Si la relación con tus padres aún es tensa, es un buen momento para mejorarla. También es posible que la maternidad dé origen a roces, ahora que los roles han cambiado. Tanto en un caso como en otro es importante hablarlo sin tapujos y aclarar discrepancias.

“Los hijos tienen mucho más confianza en la humanidad que en la santidad y la perfección.”

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